17 Feb 2022

The Mission: Un soundtrack que casi no llegamos a escuchar.

La historia de la música de cine hubiera sido muy diferente si el compositor Ennio Morricone hubiera seguido comprometido con su decisión de abandonar el cine.

Estaba convencido de que había llegado el momento de dedicarse exclusivamente a su música personal, donde se habría dado el lujo de no rendirle cuentas a nadie.

Después de al menos veinte años como compositor activo para el cine, tenía asegurada su capacidad financiera. Sin embargo, el destino tenía otros planes para Morricone y el año 1986 fue crucial para su carrera. Tras una invitación del productor de la película La Misión, Fernando Ghia, Morricone después de ver la cinta se conmovió profundamente. Sin embargo, se negó a emprender su música. Las razones más comunes por las que un compositor rechaza una película es el tiempo limitado que tiene para escribir la música y también el bajo salario. Sin embargo, no fueron estas las razones que hicieron que Morricone se negara.

Probablemente fue la razón más inesperada que un productor de cine espera escuchar: ¡La película le pareció perfecta a Morricone sin música!. Consideró que si escribía música para el film, lo destruiría, no se sentía capaz de escribir música equivalente a la increíble belleza de sus paisajes naturales.

Hizo falta mucha persuasión por parte del productor y del director para que Morricone finalmente aceptara escribir la música. Afortunadamente, entonces no sabía que él no era su primera opción. El otro productor de la película, David Puttnam, había propuesto originalmente a Leonard Bernstein como compositor de la película, pero la comunicación con él era imposible. Si Morricone hubiera sabido que él era la segunda opción de los productores, definitivamente habría declinado la propuesta. A pesar, así, de todos los elementos en contra, el universo conspiró para que Morricone finalmente compusiera la música de La Misión.

Una simple búsqueda en Internet es suficiente para que alguien lea comentarios que dan testimonio de la atemporalidad y espiritualidad de la música de esta película. Un joven discapacitado recientemente que consideró terminar con su vida escucha todos los días la banda sonora de la película y encuentra el coraje para seguir viviendo. Una enfermera de una unidad de cuidados intensivos de COVID-19, que diariamente está tan cerca de la muerte, después de los largos turnos, regresa a casa y escucha la banda sonora para poder recuperarse de la tensión psicológica. Este es el poder de la buena música.

Nunca podrás realizarlo en toda su amplitud y en toda su majestuosidad. Ni siquiera el propio Ennio Morricone podría siquiera contemplarlo. Una película dio lugar a todo esto. Una banda sonora que pertenece al ámbito de lo clásico y un referente de la música de cine con existencia espiritual e implicaciones religiosas. Nunca antes y nunca después de la película La Misión (1986), Ennio Morricone escribió una partitura tan determinante en su carrera.

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